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Despierta del sueño y conviértete en Quien Eres

Por Leonardo Alvarez

Sep 29 2020

Artículos

PRIMER PASO: La liberación
No sabiendo se es más libre

La cárcel es creer que lo que sabes es todo lo que existe. La libertad es abrirte a las posibilidades infinitas de no saber.

Cuando piensas y haces un juicio de valor, o tomas una determinación de forma automática sobre cualquier situación o estado interior, antes de seguir adelante sobre este juicio o determinación hazte la siguiente pregunta:

¿Es esto realmente así?

Por ejemplo, piensas y determinas: «no voy a poder enfrentar estas situaciones que me causan miedo». «No voy a poder salir de esta depresión». «Siempre voy a estar sola». Y sigue la lista interminable de pensamientos y juicios que tenemos constantemente. A los cuales les creemos y, por lo tanto, al hacerlo, nos convertimos en esa determinación sin permitirnos la posibilidad de Cambiar.

Nos cerramos a las alternativas de que suceda algo diferente.

Vuelve a los ejemplos anteriores, o busca los ejemplos dentro de ti mismo, de los juicios o determinaciones que te dices, y pregúntate ¿es esto realmente así?

¿Es verdad que no voy a poder salir de esta depresión? ¿Es verdad que voy a estar sola siempre? ¿Es verdad que no voy a poder enfrentar las situaciones que me producen miedo? La verdad es que no lo sé, no sé lo que va a pasar en el minuto siguiente, en la próxima semana o en un año. Así que, ¿cómo puedo determinar quién soy y qué es lo que me va a pasar? La vida es impredecible.

Salir de la cárcel en la cual estoy está en mis manos, es mi decisión dejar de creerle a mi mente, a mis pensamientos determinantes, y de creer que yo lo sé todo. No sabiendo se es más libre.

La realidad es que no sabemos absolutamente nada, y eso, es maravilloso.

La vida es un absoluto desconcierto. La realidad es que no sabemos absolutamente nada, y eso, es maravilloso.

Quizás creas que lo que digo es una locura: «¿cómo va a ser maravilloso no saber nada?». Sin embargo, el pensamiento que nos dice que esto es una locura se estableció porque fuimos condicionados y adoctrinados para pensar así. Y es por esa razón que tendemos a creer de forma automática que no saber es «malo». En realidad, todo lo contrario, es maravilloso; pues es el paso anterior a ser libres, como ya lo explicitamos en el capítulo anterior.

El no saber del que hablamos aquí no es un no saber que nos transforme en inconscientes o estúpidos. Por el contrario, es el no saber que nos libera de la inconsciencia y la estupidez de vivir repitiendo de forma automática las mismas certezas estrechas y rígidas -que fueron inscritas en nuestro proceso de condicionamiento- de cómo creemos que es la vida y quiénes creemos que somos nosotros y los otros.

El no saber del que hablamos aquí es el que nos abre a las infinitas posibilidades que tenemos a nuestra disposición, es el que nos abre a una nueva Vida.

A medida que profundicemos en este texto comprenderemos en mayor medida cómo esto es así. Y también comprenderemos cómo este condicionamiento y adoctrinamiento que nos fue impuesto de niños, rige de forma automática casi todos los aspectos de nuestra vida sin que nos demos cuenta de ello (el condicionamiento restringe y distorsiona la forma en que vemos la realidad y a nosotros mismos).

También comprenderemos cómo, para agravar la situación, el sutil engaño del condicionamiento nos inculcó la creencia de que somos libres. Creencia totalmente falsa, pues lo cierto, como ya lo dijimos, es que estamos encerrados en ideas fijas de cómo creemos que somos y cómo creemos que es la vida, que no se condicen con la realidad.

La creencia de que somos libres produjo que no pongamos en duda nuestra verdadera falta de libertad. Y que solo esta duda comenzase a suceder al tener la bendición de sentirnos insatisfechos por vivir de esta forma.

Comprenderemos también, cómo recién al comenzar a poner en duda el condicionamiento y nuestra «forma de ser» lograremos empezar a abrirnos al no saber.

Dos de los más grandes hombres de la humanidad dijeron:

«La mayoría cree que sabe, y yo me siento un ignorante». Lao Tzu – Tao te ching

«Solo sé que no sé nada». Sócrates

A partir de aquí vamos a investigar dónde se origina el pensamiento negativo sobre este tipo de no saber como algo malo. Y vamos también a comprender por qué este no saber es maravilloso y nos va a abrir el camino a nuestra liberación.

El condicionamiento social y la Conciencia que nos libera

De niños fuimos engañados por el discurso (o condicionamiento) que tiene poseída a la humanidad en la inconsciencia, el sufrimiento y la insatisfacción. Discurso sobre las reglas socioculturales de lo que está «bien» o está «mal» ser o hacer.

Por ejemplo, si te criaste en una familia cristiana ortodoxa pudieron haberte enseñado que el sexo y la sensualidad son algo «malo», de lo que no se habla y que debe ser evitado. O solo permitido en ocasiones muy específicas (por ejemplo, para tener hijos).

De manera que, si fuiste sometido a este condicionamiento, tu forma de pensar y actuar va a tener la prerrogativa que: es malo demostrar sensualidad del tipo que sea: baile, música, lectura, contacto físico, etc.; o es malo hacer el amor.

Otro ejemplo sería, si te criaste en una familia ortodoxa de algunos países de Asia occidental o del sur y eres una mujer. Tienes muy poco derecho a opinar sobre las decisiones de tu vida como, por ejemplo, decidir con quién te vas a casar. La mayoría de estas decisiones ya están establecidas por un código creado por algunos hombres que tuvieron poder político o religioso en el pasado.

Y como estos, existen millones de ejemplos del discurso sobre las reglas socioculturales de lo que está «bien» o «mal» ser o hacer, que son contranaturales con respecto a la libertad de lo que realmente somos.

El agente liberador, lo que nos va a dar la posibilidad del cambio, es la Conciencia que pone en duda todas estas reglas absolutas que nos enseñaron y que nos dijeron que no podían ser cuestionadas. El accionar de la Conciencia producirá una apertura al no saber. Con el tiempo esta apertura se irá tornando cada vez más presente, en cada momento. Para así, finalmente, llegar a transitar nuestra vida de forma Consciente.

Cambiar de celda no es liberarse

Es importante tener en cuenta, que cada vez que nos liberemos de alguna regla absoluta vamos a tender a crear otra nueva que la remplace.

Como, por ejemplo, podemos poner en duda «que el sexo y la sensualidad es algo malo» y hacernos Conscientes de que esta no es una verdad incuestionable. Pero en lugar de dejar el espacio libre al no saber o a lo que pueda ocurrir con ello de aquí en más, le ponemos una nueva regla absoluta, que va a ser: «que el que no tenga sexo y no demuestre su sensualidad está haciendo algo malo».

Nos vamos al opuesto, pero seguimos en la misma cárcel, solo que cambiamos de celda. Por lo tanto, no nos liberamos.

Entonces lo que debemos comprender es que la Conciencia que duda, deja el espacio libre y no coloca una regla absoluta nueva. Esta es la libertad, quedarnos en el no saber para decidir lo que realmente queremos y somos, momento a momento.

No le creas a nada de lo que diga tu mente

La Conciencia que duda nos libera al no creerle a nada de lo que diga nuestra mente, al preguntarnos a cada momento (con respecto a lo que creemos que nos está sucediendo), invocando a nuestro corazón y discernimiento: ¿es realmente esto así?

Por ejemplo ¿es verdad que no voy a poder conseguir ese trabajo? ¿Es verdad que mi relación de pareja no va a crecer? ¿Es verdad que voy a sufrir si tengo que mudarme de hogar?

No lo sabemos, no sabemos qué podría pasar una vez que se desarrollen estas situaciones. De lo que si podemos estar seguros es de que vamos a sufrir Aquí y Ahora si les creemos a esas ideas de forma definitiva y sin cuestionarlas. Ya que al creerles estamos creando una mayor posibilidad de que sucedan porque no nos permitimos algo diferente, no nos permitimos el «no saber».

La personalidad y la Conciencia

Lamentablemente, nos volvimos parte del discurso de las reglas socioculturales, y lo aceptamos como un saber absoluto. A través de la incorporación de este sistema cerrado de reglas fuimos formando, dentro de nosotros un ente, que se cristalizó de forma autónoma, llamado personalidad.

La personalidad puede tener diferentes matices para cada individuo, pero su núcleo es igual para todos: es la identificación con un conjunto de ideas de “qué” y “cómo” debemos ser o hacer. Ideas aprendidas desde nuestra infancia, que varían según el ambiente sociocultural y la psicología de las personas que nos criaron (padres, parientes, maestros, etc.).

Podemos comparar a la personalidad como si fuese un animal amaestrado que va a responder siempre a cada tipo de orden externa con un tipo de respuesta específica. O como un juego de computadora que al tiempo de jugarlo comprendemos que tiene cierta cantidad de respuestas que combina dependiendo la interacción del jugador, pero que terminan siendo limitadas, repetitivas y sin posibilidad de nuevos cambios.

O sea, que la personalidad no tiene la capacidad de aprender. En la minoría de los casos, algunos individuos puede incorporar nuevas ideas a su sistema, pero no puede salir de ese sistema.

El significado que utilizamos aquí para la palabra “aprender” es diferente al habitual: es la capacidad de ser Conciencia en y más allá de la personalidad. Conciencia que fluye momento a momento abierta al infinito de posibilidades, a lo desconocido, al no saber.

Por lo tanto, si somos Conscientes, tenemos la capacidad de aprender y de salir del sistema cerrado de la personalidad, hacia un espacio de opciones de ser ilimitado.

Y ¿qué es Conciencia? Es un Misterio que no podemos definir. Podemos acercarnos con palabras, como en la oración anterior: “… es algo que fluye momento a momento abierto al infinito de posibilidades, a lo desconocido, al no saber”.

A los fines prácticos que estamos utilizando aquí, la Conciencia se despierta en nosotros cuando comenzamos a poner en duda la realidad de nuestra personalidad. Y es la que nos permite comenzar a desidentificarnos de esta.

La Conciencia es algo que somos pero que está oculto porque estamos exclusivamente identificados con la personalidad.

El miedo a la libertad

Lo desconocido, el no saber, al poner en duda la realidad de la personalidad la acerca a un abismo de Conciencia en donde ésta puede desaparecer. A la posibilidad de desaparición, la personalidad la vive como si fuese a morir; y por ello se siente aterrorizada.

Como reacción a este terror se aferra con más fuerza a su sistema de reglas absolutas. En esta instancia es donde debemos juntar valor para enfrentarnos a ese miedo que nos impide ser libres.

La ilusión de control

Otro factor importante para observar es que desde la personalidad creemos que podemos controlar la vida mediante la ilusión de que sabemos, con absoluta certeza, todo (cómo es la vida, cómo somos y qué es lo que va a pasar). Creemos que podemos tener todo bajo control, y en realidad no podemos controlar absolutamente nada.

Esta ilusión de saber, de certeza y de control nos mantiene congelados en ideas que se repiten, en un software que no cambia. Un software que al entrar en conflicto con la Realidad nos provoca sufrimiento; porque la Realidad no es como la personalidad quiere que sea. Por el contrario, la Realidad es cambiante, impredecible y en general incontrolable.

La personalidad es un chip impuesto por la sociedad. Mientras que la vida y nosotros somos un flujo que cambia constantemente.

Entonces no saber es poner en duda el condicionamiento social, estar abierto al momento presente y permitir el flujo de la vida. Estado en el cual somos libres y sentimos la maravilla de Ser.

Los lugares de no saber

Si podemos recordar algunos sucesos de nuestras vidas en donde mirando el cielo, un pájaro, la naturaleza. Sintiendo amor y ternura por un ser querido, o por alguien que no conocemos y se cruzó de repente por nuestra vida, por un niño, por una mascota.

Momentos en los cuales fluimos con el baile, la música, o cualquier arte. Momentos en que trascendimos miedos que creíamos imposibles de afrontar. Momentos en los que sentimos que estábamos completos y no necesitábamos ponernos a la defensiva. Momentos en los cuales entramos en comunión, en una mirada, en una sonrisa. Momentos en los que nos sentimos más abiertos, más espaciosos, más amorosos, más aliviados y relajados de una forma no explicable.

Estos estados, y muchos más, son las brechas que se abrieron y se abren y que nos muestran ese espacio más vasto que somos.

Ese lugar de no saber fuera de las creencias y las ideas dogmáticas con las que fuimos condicionados. Ese lugar fuera de la mente y la personalidad condicionada con sus reglas absolutas y sus opiniones rígidas.

La negación de la muerte

Como ya dijimos, la personalidad se encuentra interiormente aterrorizada y a la defensiva, ante la perspectiva de que ocurra algo diferente a lo conocido. Es por esa razón que está permanentemente en colisión con el cambio constante que es la vida.

Como, por ejemplo, podemos ver esta colisión en una de sus principales manifestaciones: en relación con la muerte.

La personalidad se cree inmortal. No asume profundamente que este cuerpo-mente (o el de las personas que ama) en algún momento se va a morir y que ello puede suceder en el instante siguiente. El terror es tal, que esto es negado y se sustituye por una ilusión de certezas y seguridades falsas.

Es por ello por lo que cuando nos enfrentamos a situaciones de enfermedades con riesgo de muerte o a la muerte misma nos sentimos tan incómodos, y solemos cerrarnos y escaparnos de la situación hacia actividades que nos distraigan, hacia una forma de ser más superficial o condicionada que no se conecta con lo que se siente.

En contraposición estaría abrir el corazón a la situación como es, aceptarla y transitarla de la forma más consciente que podamos, aceptando el dolor, el amor y el no saber lo que va a suceder.

Asumir la muerte, abrirnos a la totalidad y vivir plenamente el momento

Parte de vivir con intensidad y plenitud, es asumir y sentir realmente, que existe la posibilidad que en el próximo momento puedas morir.

Asumir y sentir esto nos hace vivir en el momento en el que estamos; que es el único que existe.

El pasado, el futuro, las ideas que tenemos sobre los otros o sobre nosotros, son la locura de la mente. Son los escapes anteriores para evitar sentir la última barrera, que es el terror que tenemos ante la posibilidad de existir Ahora.

No hay pasado, no hay futuro, solo el momento en el que estamos. No hay certezas, no hay seguridad y no sabemos nada. Y esto, una vez que cruzamos el terror y estamos allí, es maravilloso. De ser olas desesperadas y aterrorizadas que creían que estaban separadas pasamos a ser el completo mar con sus olas incluidas. Ya no hay nadie allí, ya no hay una personalidad aterrorizada. Pues ésta y el miedo se basan en creer que están aisladas, separadas del resto. Una vez que nos sumimos en la Totalidad, la personalidad desaparece y somos Libres.

Los momentos de apertura, esas brechas que se abren, de las que hablamos anteriormente, nos muestran que hay algo más. Que hay una libertad posible hacia una enormidad de Ser, hacia la Esencia que somos que no está separada del universo ni de la Vida. Ese es nuestro camino.

Saber es parte de no saber

Es importante tener en cuenta que por más que estemos abiertos al no saber eso no significa que no aprendamos y utilicemos, de la forma más efectiva y excelente posible, los códigos de convivencia y las reglas preestablecidas para manejarnos en el mundo.

Semáforo verde paso, rojo me detengo, cierro con llave la puerta de mi coche, activo la alarma de mi negocio. Aprendo y utilizo el vocabulario, los significados y las ideas de la humanidad en su mayor instancia de evolución. Busco perfeccionar todas mis formas de expresión para poder comunicarme de manera efectiva y ser más vasto.

Lo que debemos tener claro es que la personalidad, es una parte, es un instrumento dentro de nuestro Ser. Y que nuestro Ser es quien abarca e incluye todo. Nos aferramos a este instrumento como si fuese la totalidad (esa es la enfermedad). Pero solo es una parte importante de un todo más vasto (una parte que tiene cosas valiosas para elegir utilizar, y que tiene otras creencias dogmáticas que nos esclavizan para descartar).

A lo que necesitamos abrirnos ahora, es a ese todo más vasto que somos y que no conocemos.

Creer en lo imposible
La maravilla de lo desconocido que es Ahora

Vivir dentro de la cárcel de la personalidad es lo que nos provoca un constante sufrimiento, un constante sentir que estamos aprisionados, asfixiados. Liberarse al no saber es expandirse al universo, al absoluto, es dejar de sentir que soy un pequeño ser encarcelado y separado. Pues no lo soy. Eso es una absoluta mentira que aprendimos por repetición, y por miedo a no ser aceptados por quienes nos rodean y por la sociedad.

Es hora de liberarse, es hora de salir de esta cárcel. Es posible, y para ello hay que creer en lo imposible. Porque estamos tan encerrados que no somos capaces de creer, de imaginar que podemos cambiar.

A este respecto siempre me pareció hermosa una frase del maestro Osho, que dice: “Sé realista, planea un milagro”.

Nosotros ya somos el milagro, el problema es que no lo vemos. Estamos tan cegados por el condicionamiento que no podemos concebir el milagro y lo maravillosos que somos.

Pero no nos desanimemos, al contrario, animémonos, pues existen desde siempre las enseñanzas psicoespirituales, que son las herramientas que nos pueden ayudar a liberarnos de la cárcel.

Con voluntad, amor, perseverancia y paciencia podemos cambiar. Es un hecho, en la historia del mundo y en nuestro presente hay muchas personas que a través del trabajo psicoespiritual se liberaron de la cárcel de la mente condicionada, la personalidad. Así que si ellos pudieron por qué no tú. Te aseguro que puedes, no te digo que sea fácil, pero tienes la posibilidad.

Canta y baila conmigo la música de la alegría, pues sí hay un inmenso Amor y Alegría del otro lado. Yo te invito a que brindemos juntos con el vino de la Vida. En el camino, yendo y viniendo: Amor, miedo, angustia, celebración. Pero te aseguro que si sigues haciendo el Trabajo cada vez va a ver más Amor y menos miedo. Por más que en algunos períodos tengas que transitar sentir bastante miedo y dolor, es parte de la liberación, de permitir lo reprimido.

Soy tu amante de toda la vida, siempre estuve dentro de ti esperándote, ya es hora, caminemos juntos hacia la maravilla de lo desconocido que es Ahora.

El Amor se derrama como miel en tu pecho, estás bendecido
es solo que lo olvidaste, y que cuesta recordar
pero si sigues lo lograrás
y el camino será la meta, tú serás el camino,
la Vida
sentado comiendo una manzana.

 

* Extracto del libro «¿Quién soy? Una guía para descubrir tu Ser verdadero» de Leonardo Alvarez*.
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